Hay que tener cautela frente a este anuncio, porque no he escuchado que vayan a cambiar la tecnología o que desean desarrollar una nueva forma de producir celulosa.
Con satisfacción, pero con nada de euforia hemos recibido el anuncio de la empresa española Ence, de no construir su planta de celulosa en la localidad de Fray Bentos, específicamente en el río Uruguay, una zona fronteriza con Argentina.
La decisión fue comunicada por el titular de la compañía, Juan Luis Arregui, tras reunirse con las autoridades uruguayas, con quienes sus homólogos bonaerenses han mantenido un prolongado litigio por la instalación.
Sobre la nueva ubicación que tendrá la industria, Arregui aseguró que “no lo sabemos”, pero según trascendió podría ser en el norte de la ciudad uruguaya de Paysandú, frente a una zona poco poblada del territorio argentino, y por tanto de menor conflictividad.
Mi cautela obedece a que el anuncio de la compañía puede ser interpretado con dos hipótesis: La primera es que Ence haya decidido trasladarse y hacer viable la construcción de las dos celulosas que quieren instalarse en esa zona, (la otra pertenece a la finlandesa Botnia). Y la segunda, que el Banco Mundial haya decidido no entregar los fondos para el financiamiento de proyectos insertos en una situación de conflicto, en cuyo caso las dos inversiones quedan en peligro, porque no tienen dinero.
Diría que hay que tener cautela frente al tema, porque no he escuchado que vayan a cambiar la tecnología o que desean desarrollar una nueva forma de producir celulosa, sino, simplemente, que es una relocalización. Por lo tanto, los efectos contaminantes que ellas producen van a continuar, sean ahí mismo o cien kilómetros más lejos.
La decisión del Banco Mundial se conocerá cuando esta entidad decida si entrega o no los recursos que a ambos ambas compañías les expiran próximamente, para el desarrollo de estos proyectos, porque buena parte del financiamiento se ha solicitado al Banco Mundial.Puede que el informe que el Banco Mundial va a emitir sea favorable a las empresas, porque con la relocalización de la industria de Ence los impactos no se agregan, por lo tanto, se darían los fondos y ambas celulosas se construirían.
Pero también, puede que el Banco Mundial haya dicho no al financiamiento, porque no quiere entregar dinero a países que están en conflicto, e inclinar con su decisión la balanza hacia alguna de las partes. A mi juicio, la doctrina del Banco Mundial debiera ser entonces, no dar inversiones cuando hay dos países en conflicto. Por eso yo llamo a ser cautos, porque no se ha anunciado un hecho decisivo, importante sí, pero no decisivo.
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