La nueva alza de la cuenta de la luz: equidad pero con sustentabilidad

de dzamorano
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De una vez por todas hay que cambiarle la misión a las distribuidoras eléctricas de manera que se dediquen hacer bien su trabajo que es distribuir la electricidad y no dedicarse como lo hacen ahora, a especular con la compra y venta de la electricidad.

Columna de Manuel Baquedano en El Dínamo. También puede leerla desde aquí

El Gobierno ha anunciado una Ley para introducir mecanismos de equidad en las tarifas eléctricas de manera de poder atenuar las diferencias de tarifas que pagan los habitantes de las regiones y lugares más alejados de los grandes centros urbanos y que son justamente donde se genera la electricidad. Estos lugares se han transformado en zonas de sacrificio para sus habitantes y el país por el enorme impacto que producen tales generadoras como son las termoeléctricas y las grandes represas hidroeléctricas.

El mecanismo propuesto es el de que los clientes residenciales de las comunas de más alto ingreso paguen un cargo adicional a su cuenta que vaya en beneficio de los clientes residenciales de las comunas más pobres.

La finalidad que persigue esta ley me parece correcta y digna de apoyar. Cómo no voy apoyar que al pehuenche que vive en el Alto del Bio Bio y que la represa Ralco de Endesa le destruyó su hábitat y su cultura, quitándoles sus tierras para sobrevivir y que ahora está reducido a un indigente viviendo de los subsidios del Estado, la empresa le cobre por la misma energía consumida dos veces más que a un habitante de Santiago.

Lo que me parecen absolutamente insuficiente son los mecanismos propuestos para lograr dicho resultado.

En primer lugar, el aumento de tarifas la pagaran los clientes de las comunas más densa de habitantes, en grueso dos millones, que le transfieren recursos a otros dos millones de personas que viven en las zonas alejadas o de sacrificio ambiental. Las distribuidoras eléctricas, léase bien, no aportan nada, absolutamente nada, ni un solo peso en esta fórmula.

Hay que recordar que las distribuidoras eléctricas, junto a los bancos fueron las empresas que más ganaron el año 2014. De una vez por todas hay que cambiarle la misión a las distribuidoras eléctricas de manera que se dediquen hacer bien su trabajo que es distribuir la electricidad y no dedicarse como lo hacen ahora, a especular con la compra y venta de la electricidad.

En segundo lugar ese habitante de zonas alejadas o sacrificadas, ese campesino, indígena o poblador, no tiene derecho a producir su propia energía, instalar sus propios paneles solares, molinos de viento o pequeñas turbinas hidráulica y eventualmente vender sus excedentes a la red para librarse del verdadero yugo que significan para muchos de nosotros las empresas eléctricas.

El Estado chileno no le exige a las distribuidora hacer las inversiones para que la generación de electricidad pueda fluir para ambos lados, como es el espíritu de ley del Net Metering, ley que fue completamente desvirtuada por el Parlamento y que hoy está en revisión.

Las tarifas modificadas por esta ley deberían comprender también un aporte real de las distribuidoras, sin cargo a los clientes, que permitan habilitar las instalaciones necesarias para que las personas que así lo deseen puedan poseer su propio sistema generador de electricidad.

La equidad sin sustentabilidad solo perpetua el actual modelo energético y a sus operadores que nos tienen con una de las tarifas más altas del mundo, deficientes en su servicio pues no hacen las inversiones suficientes para mejorar la seguridad del sistema y además llenan de sustancias toxicas, pues el carbón es el combustible más barato para que funcionen las termoeléctricas que son la forma principal de producir electricidad en Chile.

Bienvenida la equidad tarifaria pero con sustentabidad para todos.

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