Sin lugar a dudas que este 2010 ha sido un año marcado por los desastres naturales y daños ambientales ocasionados por la mano del hombre sobre la naturaleza, lo ocurrido en el golfo de México, ha sido la muestra de esto último, es la catástrofe ambiental más grande que ha sacudido la historia moderna.
El pasado 20 de abril, una mala noticia ocupó las primeras planas y despachos informativos, tras la fuerte explosión ocurrida en la plataforma Deepwater Horizon, en el Golfo de México, lo que no sólo provocó un incendio sino que además, se ha convertido en uno de los desastres ecológicos más grandes de este siglo.
Organizaciones, fundaciones, empresas, autoridades, estrellas de Hollywood…, han ofrecido ayuda para frenar el daño ambiental en las aguas del Golfo de México, el gobierno norteamericano ha brindado su ayuda y apoyo a la petrolera British Petroleum (BP), pero aún uniendo esfuerzos recién el día 30 de mayo se pudo lograr un éxito relativo al no haber fugas del crudo; hay que destacar que los expertos de BP han minimizado constantemente los impactos del desastre, las cifras no son menores entre 3.0 y 5.2 millones de barriles de crudo se vertieron al Golfo de México durante tres meses hasta que la petrolera logró detener la fuga, recién el 15 de julio pasado.
Fuente Imagen: generaccion.com
Esta semana la petrolera BP, pretende avanzar en sellar la perforación, tras varios intentos infructuosos de contener el derrame del líquido, vertiéndose entre 12.000 y 19.000 barriles diarios que han estado contaminando todo el lecho del Golfo de México.
Se espera que realmente se pueda sellar el pozo Macondo con el procedimiento de detención estática, conocido como “static kill”, que consiste en la inyección de cemento y lodo pesado en la fuga para bloquear la salida de más crudo.
Ambientalmente, lo ocurrido en México, debería verse como una alerta, para el resto de los países para preocuparnos por lo que ocurre sobre nuestras aguas, la calidad y salubridad de la misma, mientras en el país azteca, podrían pasar años antes que algunas playas del Golfo de México se recuperen plenamente del derrame de petróleo de BP y sean declaradas libres de tóxicos contaminantes que puedan causar enfermedades, sin mencionar la muerte de varias especies marinas, nosotros deberíamos mirar que se vierte en nuestros mares y pensar en que nuestras playas y la calidad de nuestras aguas deberían ser certificadas con los estándares nacionales e internacionales, para prevalecer la salud de la población y la vida existente en los océanos.
