¿BLOQUEOS AL FUTURO MINISTERIO DEL MEDIO AMBIENTE?
Considero alarmantes las últimas declaraciones del Presidente de la Sofofa, Bruno Philippi, quien manifestó sus reparos ante la creación de un Ministerio de Medio Ambiente, medida contemplada en el programa de gobierno de la Presidenta Michelle Bachelet.
En su discurso, a mediados de junio, frente a la asamblea anual de la entidad empresarial, el líder de los empresarios sostuvo: “si no existen los contrapesos adecuados, podría dar mayor respaldo político a las iniciativas de protección ambiental por sobre las del emprendimiento, que son las que el país requiere para sustentar el crecimiento económico”.
Eso es precisamente lo que se persigue: que el medio ambiente tengan un respaldo político para que se produzca un desarrollo sustentable, porque lo que hay ahora es un desequilibrio abrumador. No hay un contrapeso.
Asimismo, los ecologistas pensamos que los dichos del dirigente empresarial son una presión indebida y una injerencia en un programa de gobierno votado mayoritariamente por la ciudadanía. La candidatura que apoyó Philippi en su momento también contemplaba en su programa el establecimiento de un Ministerio de Medio Ambiente, a través del cual se implementará una verdadera política medioambiental, la que cuenta con un apoyo mayoritario. Creemos que es fundamental para la consecución de un desarrollo sustentable en Chile la existencia de políticas medioambientales y programas serios y esto se hace posible con la creación de un Ministerio de Medio Ambiente.
PLANTAS DE CELULOSA LIBRES DE CLORO
La industria de la celulosa, a nivel mundial, se encuentra entre las de mayor y graves impactos ambientales, que afectan la calidad del ambiente y la salud de las personas. Sin embargo, hay grandes potencialidades para mejorar su eficiencia y disminuir sus efectos negativos en el medio ambiente, en la salud de los trabajadores y de las comunidades aledañas, así como los efectos perniciosos de la industria en las economías locales, incluyendo otros procesos productivos que requieren de una buena calidad ambiental.
Además, en el plano internacional se reconoce que el abastecimiento sostenible de fibras, el incremento de fibras recicladas y alternativas, y el control de la demanda son claves para una industria sustentable. Claramente, Chile necesita de un conjunto de lineamientos y regulaciones que definan los límites a las emisiones, a la disposición de los sólidos y a la ubicación de las plantas para dar gobernabilidad ambiental y disminuir los conflictos intersectoriales y socio-ambientales asociados con esta industria en Chile.
El desarrollo de estas industrias no puede continuar haciéndose a expensas de negar otras oportunidades económico-productivas y de servicios. El cambio tecnológico es posible, necesario y deseable, como se requiere también definir adecuadamente normativas para las nuevas plantas e incluso, para aquellas que están en funcionamiento, con el fin de asegurar la calidad ambiental y la seguridad ecológica de los territorios y para ello, se debe atender los siguientes aspectos:
1. La tecnología para la fabricación de pulpa y su blanqueo con tecnologías que apunten a reducir el nivel de contaminantes generados en el proceso productivo y en lo posible a cerrar sus ciclos
2. La tecnología asociada con el tratamiento de residuos contaminantes y donde existen importantes experiencias internacionales como los Lineamientos del Reino Unido, desde el año 1995.
3. Los lineamientos y estándares que deben aplicarse a nuevas plantas de celulosa o a permisos de ampliación de plantas existentes, o la renovación de permisos para las mismas.
4. Guías y normas para la calidad del aire y del agua.A la luz de la experiencia actual y del estado del arte es posible y necesario considerar nuevas revisiones a los límites de emisiones ambientales que se pueden alcanzar con las tecnologías de blanqueo existentes y otras que es posible lograr adoptando la Mejor Tecnología Disponible y que operan de acuerdo a las Mejores Prácticas de Manejo Ambiental.
Los límites de emisiones que se aplican a plantas que son al mismo tiempo Libres Totalmente de Cloro (TCF) de bajo flujo o de ciclo cerrado o bien a plantas que usan tecnología de Dióxido de Cloro (ECF) para el blanqueo debieran ser cuidadosamente revisadas. Chile firmó el tratado internacional para la eliminación de los Compuestos Orgánicos Persistentes (POPs) y que son materia de la Convención de Estocolmo (Mayo 2001).
Una preocupación creciente de la ciudadanía y de la comunidad científica está asociada a la tecnología que usa cloro y que libera al agua y al aire compuestos altamente tóxicos y bio-acumulativos como las dioxinas y furanos, que se encuentran dentro de la docena de contaminantes a ser eliminados. Justamente el Artículo 5 de la Convención se refiere a los POPs que son subproductos de procesos industriales que usan cloro o generan compuestos orgánicos persistentes en sus procesos como ocurre con el blanqueo de la celulosa.
Los países signatarios están obligados a reducir las emisiones de furanos y dioxinas generadas por fuentes industriales, con la meta de minimizarlas, o si es posible, eliminarlas definitivamente. La tecnología de la celulosa en Chile, claramente, se encuentra en esta situación, enfrentada a la posibilidad de continuar contaminando un humedal y las fuentes de agua debajo de las fuentes emisoras, (situación que también ocurre en ríos como Itata, Mataquito y otros que son receptores de los residuos líquidos de la industria de celulosa en varias regiones del país). Por lo tanto, justamente esta industria tiene que avanzar hacia una “reforma o transición tecnológica” que evite que sus procesos industriales generen graves impactos en la salud de las personas y los ecosistemas y a la vez generen serias des-economías para otros sectores productivos, a la par que limitando o afectando los compromisos internacionales asumidos por el país en materia de reducción de contaminantes persistentes.
El Instituto de Ecología Política está consciente de que solo la tecnología de ciclo cerrado y libre de cloro (TCF Closed Cycle) ofrece garantías de sustentabilidad en el largo plazo y que tanto el gobierno a través de distintos instrumentos de comando y control como el uso de incentivos, debe apoyar un proceso que oriente a la industria de celulosa en esa dirección. Sólo un marco de emisiones decrecientes puede asegurar una transición hacia proceso más limpios y más sustentables en el mediano y largo plazo.
La tecnología TCF con pulpa de descarga cero, es deseable y alcanzable. Múltiple investigaciones y procesos muestran que esto es realizable y que se puede obtener incluso una pulpa kraft de eucalipto blanqueada con ozono con alto estándar y nivel de brillo, de acuerdo a los estándares ISO, en vez de usar cloro elemental o dióxido de cloro y generar dioxinas y furanos. Actualmente, los principales y mayores productores de pulpa TCF e incluso han adoptado la tecnología de oxígeno para delignificación y uso de menor escala de dióxido de cloro como un compromiso en sus plantas. Las plantas con tecnología libre cloro también se encuentran funcionando en Europa del Norte (Suecia, Finlandia y Austria) y Alemania, cuyas plantas incluso se han transformado hacia TCF, como parte del proceso de mejorar la calidad ambiental de los ríos Rin y Elba. En el mundo, se ha establecido que no hay niveles de compuestos orgánicos persistentes, dioxinas y furanos, que sean aceptables por las características bio-acumulativas de estas sustancias en las cadenas tróficas y que tienen como depositario final a los vertebrados superiores y específicamente a los seres humanos.
Así, el cambio tecnológico es necesario y clave para el futuro.