Encuestas de Opinión Pública y Medio Ambiente: ¿A quién creerle?

de dzamorano
0 Comentario

Es impresionante –e impresentable en algunos casos – cómo nuestro país intenta ser manipulado por encuestas de opinión, que pretenden hacer creer a las personas que han mejorado su imagen comprando estudios a instituciones que los aceptan porque deben mantenerse activas.

Por esto, es necesario que todos nosotros seamos capaces de ver las intenciones ocultas tras las encuestas y evitar que sus números limiten nuestras convicciones.

Hace un tiempo atrás, la Fundación Futuro informó un estudio sobre el comportamiento medioambiental en Chile. Entre sus datos, obtenidos sobre un muestreo de 400 personas, se informó que el 52 por ciento no cree necesaria la construcción de represas en la zona de Aysén y por el contrario, avala la instalación de centrales basadas en energías renovables.

Acusando el golpe, la empresa Hidroaysén encargó un estudio a la empresa Adimark, quién sin mencionar ni el número de encuestados, ni el porcentaje de confiabilidad del muestreo, anunció que el 55,7% de los chilenos aprueba la construcción de represas en la Región de Aysén.

En estos datos llaman la atención dos cosas: la noticia es destacada por medios de comunicación que permanentemente acosan a las ONG’s, principalmente de la esfera medioambiental. La segunda, es que estos antecedentes arrojan visiones prácticamente opuestas y se presentan como datos estadísticos a considerar, sin contar con la información mínima necesaria para plantearse ante la opinión pública como muestreos válidos.

Todo esto no hace más que entregar información sesgada y confundir a la ciudadanía. Además de menoscabar la imagen de los estudios, restándoles el carácter científico, buscando sólo poner en boga intereses particulares.

En este sentido, resulta sorprendente darse cuenta cómo en Chile las encuestas de opinión son tomadas como termómetros sociales de carácter científico e irrefutables, cuando realmente no son más que muestreos orientados a intereses de particulares, alimentadas por medios de comunicación que sirven a estos mismos. Basta recordar casos anteriores, como Ralco y Celco, donde las empresas cuestionadas no trepidaron incluso en difundir información con claras intenciones de desinformar, avaladas por el libre albedrío que proporciona el libre mercado.

You may also like