En columnas anteriores señalamos que existen tres grandes escenarios que revelan las distintas formas de enfrentar el cambio climático. Analizamos en primer lugar el escenario “oficial”, el de las Naciones Unidas, enmarcado en el Acuerdo de París que fue firmado por cerca de 200 países en 2015. Advertimos que, como este escenario tiene muy pocas probabilidades de cumplirse, está favoreciendo el surgimiento de escenarios alternativos como el que están preparando los ultra ricos y que denominamos “Sálvese quien pueda”. En esta ocasión analizaremos el tercer y último escenario que hemos llamado “Volver al clima normal después del colapso”. Paradójicamente, es el que tiene mayores probabilidades de concretarse y, sin embargo, nadie se atreve a tratarlo en público, como si estuviera –por el momento- proscripto.
Este escenario nació con el famoso estudio realizado por el MIT por encargo del Club de Roma en 1972 y fue dirigido por Dennis y Donella Meadows. Se trata del informe ambiental más leído y discutido de todos los tiempos y se llama “Los límites del crecimiento”. El informe, también conocido como “Informe del Club de Roma”, explicitaba que si el crecimiento industrial, el consumo de recursos naturales y el aumento de la población continuaban sin cambio alguno, la humanidad encontraría un catastrófico colapso económico y ecológico en el siglo XXI. El estudio pronosticó que el colapso final de la actual civilización industrial comenzaría entre los años 2015 y 2030.
Este informe ha sido sometido a una gran cantidad de actualizaciones y revisiones. Una de ellas, realizada en el año 2012 por un equipo de la Universidad de Melbourne, apeló a múltiples fuentes de datos actuales y señaló que las principales conclusiones del informe original eran aún válidas y que si no se cambiaba el curso del crecimiento, según las variables analizadas, el colapso sería inevitable.
El último informe conocido, publicado por investigadores de la prestigiosa Universidad de Oxford en Earth System Dynamics, el 30 de agosto de este año, llegó a la conclusión de que la Tierra puede llegar a su “punto de no retorno” en el 2035 y también afirma que ya ha pasado la fecha límite para contener el calentamiento planetario en 1,5°C más que lo normal. ¿Qué significa “punto de no retorno”? Algunos también hablan de punto de inflexión. Es definido como “el último año antes de que sea demasiado tarde” según Henk Dijkstra, uno de los responsables de la investigación.
Si bien la ciencia comienza a lograr un consenso acerca de la gravedad de la situación del clima, no ocurre lo mismo en el plano político, económico y cultural. La elite dominante del Planeta aún se encuentra en la etapa de negación de la posibilidad de un colapso. Por lo tanto, la existencia de este escenario se basa en la apreciación política de que la elite dominante que dirige al mundo no está dispuesta a sacrificar el crecimiento económico y la economía de mercado para estabilizar la temperatura y no está dispuesta tampoco a tomar decisiones tanto políticas como sociales que contradigan el crecimiento económico.
Son muy raros los casos de figuras políticas que se han atrevido a hablar en público de un tema tan impopular como el fin de nuestra civilización industrial (que no es lo mismo que hablar del fin de la vida en el Planeta). Han existido más de 50 civilizaciones a lo largo de la historia de la humanidad y no sabemos por qué se ha transformado en un tabú hablar sobre el término de nuestra civilización cuando siempre hemos sabido que algún día tendría que acabar.
Por todo eso, el caso de nuestro amigo Yves Cochet ha sido sorprendente para la elite europea. Cochet es matemático, fue diputado verde en Francia y en el Parlamento Europeo y se desempeñó como ministro de Medio Ambiente de Francia entre 2001 y 2002. Se trata del político de más alto rango que se ha atrevido a hablar públicamente del escenario del colapso que él estima como inminente con el decrecimiento voluntario u obligatorio de la actividad humana para estabilizar el clima. Asimismo, Cochet sostiene que el escenario del colapso se desarrollará en tres etapas.
La primera etapa, en la décadas del `20 y del `30 de nuestro siglo, será la del colapso propiamente dicho y estará seguida por un período de trastornos profundos que hemos denominado la Era de la Escasez. Este sería el fin de la civilización tal como la conocemos con un triple crunch energético, climático y alimenticio.
La segunda etapa, del `30 al `40, sería el intervalo de la supervivencia considerada por él “Como la más penosa de todas ellas pues se caracterizará por la baja brusca de la población (epidemias, hambrunas y guerras), agotamiento de los recursos energéticos y alimentarios, pérdida de la infraestructura y gobiernos fallidos”. Finalmente llegaría a la tercera etapa en la década del `50 en la que comenzaría la nueva civilización bajo la forma de un renacimiento y una “reconstrucción de una civilización auténticamente humana”.
La pregunta que nos hacemos es: ¿Está solo en este predicamento Yves Cochet o es la punta del iceberg que comienza a emerger? Este pasado sábado 8 de septiembre se ha producido la movilización climática ciudadana más grande de la historia. Tuvo lugar en más de 877 ciudades de 93 países. Es por eso que pensamos que está naciendo, desde la base, una alternativa ciudadana climática al margen de los Estados, los partidos políticos, las corporaciones privadas y los medios de comunicación; es decir, al margen de la elite que gobierna el mundo.
¿Quiénes impulsaron esta movilización? Una red global dirigida por el movimiento 350.org dentro de la cual se encuentra el Instituto de Ecología Política de Chile. Este movimiento tomó su nombre de la tesis del primer gran científico climático, James Hansen, científico jefe la NASA, que declaró en el año 2008 que “Si la humanidad quiere preservar un planeta similar a aquel en el que la civilización se desarrolló y al que la vida en la Tierra está adaptada, evidencias paleo climáticas y el cambio climático en curso exigen que el CO2 sea reducido de las 385 partículas por millón (ppm) actuales a 350 como mucho pero probablemente incluso menos que eso”. Estas declaraciones las hizo Hansen en el año 2008. Hoy, diez años después, el CO2 en la atmósfera ha aumentado a 407 ppm, es decir, 22 ppm. Debemos recordar que el mundo científico advirtió que, a partir de la fatídica cifra de 450 ppm, la situación se hace incontrolable y esto podría ocurrir en 20 años no más.
El movimiento 350.org que ha impulsado esta enorme movilización fue creado en 2007 y lo dirige Bill McKibben, un firme convencido de la inevitabilidad del colapso climático. Ante una asamblea con los principales líderes ambientales, McKibben advirtió: “Desearía poder garantizar que todos vamos a ganar al final, todos. Y no puedo, porque no sabemos. La física del cambio climático es bastante desalentadora en este punto. El impulso es bastante grande. No vamos a ganar todos. No vamos a detener el cambio climático global. Es demasiado tarde para eso”.
Los miles de manifestantes que se expresaron el sábado 8 de septiembre lo hicieron para exigir a los gobiernos un rápido proceso de descarbonización y un mayor fomento a las energías renovables. Lo que sabe McKibben y demás organizadores es que ni la descarbonización total ni las energías renovables alcanzarán para mantener la actual sociedad de consumo y que se necesitará una nueva civilización para que el Planeta pueda renacer. Toda nueva civilización nace del vientre de la antigua. El movimiento ciudadano global que está emergiendo podría ser un actor principal que nos lleve a recuperar el aire limpio y un clima normal, eso sí, después del colapso.