Cada vez más personas deciden comenzar a “votar con los pies” e iniciar un proceso de mudanza desde el “paradigma” de la civilización industrial -expresada en la sociedad de consumo bajo la forma capitalista o socialista- a otro nuevo que podría conducir a una civilización ecológica. Para todos ellas resulta hoy imprescindible comenzar a delinear una vía que les permita transitar ese camino.
Como ya lo dijimos en otra oportunidad, “La crisis eco social que vive el planeta es terminal. No puede superarse sino con otra civilización que enfrente de una manera totalmente distinta los límites ecológicos y sociales que esta sociedad no supo enfrentar”.
La vía de la simplicidad, como la denomina el académico australiano Ted Trainer, buscará entonces pre-figurar desde ahora las acciones, los espacios, las organizaciones, las políticas públicas locales y los modos de vida, que serán los gérmenes de esa nueva forma de vivir.
Pero dejémoslo bien claro: esta vía de la simplicidad se aleja de las tradicionales formas políticas y sociales de formular los cambios en la sociedad .Ya no se trata de mantener este sistema tal como está o introducirle reformas para que pueda perdurar sino que se entra en un camino que conduce al “abandono” del sistema. Como lo dice el mismo Trainer: “El capitalismo no puede sobrevivir si la gente no continúa comprando, consumiendo y derrochando a un ritmo galopante”. Nuestros cálculos nos señalan que si queremos mantener una tasa continua de crecimiento del PIB de un 3% anual desde ahora hasta el 2050, deberemos multiplicar por 20 el número de mercancías producidas anualmente, lo que a todas luces resulta imposible.
El agotamiento del petróleo y demás fuentes energéticas fósiles -previsiblemente entre el 2030 y el 2050- sumado a la imposibilidad que tienen las energías renovables de reemplazarlas en tan corto plazo, generarán la llegada de la Era de la Escasez. Solo en un período general de escasez la sociedad podrá desarrollar prácticas que eliminen lo superfluo pues estaremos viviendo un período de sobrevivencia.
Se hace urgente comenzar a impulsar la vía de la simplicidad para la cual hay que promover desde ahora las prácticas y los sistemas alternativos que, desde nuestros barrios, pueblos, ciudades y regiones, nos preparen en los hechos para el abandono de la sociedad de consumo.
Estas prácticas están al alcance de cualquier ciudadano: cultivar un huerto en la casa o con vecinos, producir nuestra propia electricidad con energía solar, usar la bicicleta, reparar la ropa y los artefactos, consumir productos fabricados localmente, entre otras alternativas. Todo eso unido a la participación en cooperativas, asociaciones vecinales y municipales nos permitirán prepararnos, tanto a nosotros como a nuestro núcleo familiar y vecinal, para enfrentar los inciertos tiempos que están por venir.
¿Se puede terminar con la civilización industrial y la sociedad de consumo tan solo ignorándola y no cooperando con su mantenimiento? Por la sola voluntad humana no lo creemos posible pero, al igual que el cambio climático, su desintegración obedece a procesos de cambios que ya se desataron -que están ahora en curso- y que no se puede impedir que acontezcan. Solo nos queda la opción de prepararnos para sobrevivir a los múltiples desastres naturales y sociales que se nos avecinan. La resiliencia eco-social será una habilidad que los seres humanos tendremos que desarrollar cuanto antes.