La vergüenza de comprar cosas superfluas

de Manuel Baquedano
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kopskam

Frente a un desastre natural prolongado como es la pandemia no toda la gente reacciona igual. A la luz de los hechos, nos inclinamos por sostener que el comportamiento que predomina entre la mayoría de las personas considera que estamos viviendo un desastre natural acotado -como si fuera un terremoto o un gran incendio- y que gracias al confinamiento se terminará. Lo grave de esta visión es que es compartida por el Estado y el Mercado a través de una elite dominante que no concibe una sociedad de bienestar sin crecimiento económico ilimitado.

Como lo hemos afirmado en otras ocasiones, frente a un desastre natural, entre el 70 y el 75 por ciento de las personas pierden el control de sí mismas lo que provoca comportamientos irracionales; del 10 al 15 por ciento se paralizan completamente y tan sólo el 10 o el 15 por ciento restante logran mantener la calma y elaborar pensamientos coherentes con capacidad para guiar grupos.  Siguiendo estos datos, podemos pensar que una situación similar se evidencia en el comportamiento de las personas en Chile después del desconfinamiento acelerado y a la hora de hacer compras con el dinero correspondiente al 10 por ciento del fondo de las pensiones. En este contexto, se estima que se podría inyectar al mercado la no despreciable suma de 20 mil millones de dólares.

Entonces, según nuestra visión, tan sólo un 10 por ciento de la población podría ocupar sus ingresos extras para intentar un cambio en su modo de vida que busque abandonar la sociedad de consumo. Mientras tanto, el resto de la población lamentablemente será presa fácil del consumismo. Que el retiro se haya realizado en dos cuotas no nos permite afirmar ahora con datos concretos la ocurrencia de este fenómeno social debido a que, probablemente, la primera cuota sea empleada en artículos de primera necesidad y en cancelar deudas apremiantes. Sin embargo, la segunda cuota podría volcarse al consumo superfluo que ahora podría tener también una justificación psicológica por tratarse de personas que han estado confinadas por un largo período de tiempo y que buscan “regalonearse”. En este escenario se destaca que, durante las primeras doce horas del CyberDay 2020, las transacciones se duplicaron en relación al año pasado y superaron los 600 mil pedidos por parte de los consumidores.

Mientras esto ocurre en Chile, en Suecia como fruto de la pandemia, crece una corriente conformada por ese 10 por ciento de las personas que decidieron cambiar su modo de vida. Esta nueva corriente se denomina “kopskam” y refiere a la “vergüenza de comprar”.  

El eje de la propuesta de estos jóvenes, la mayoría seguidores de Greta Thunberg, es que ellos ya no desean tener cosas nuevas revestidas de conceptos como “verde” o “sustentable”. Al contrario, simplemente desean reparar, intercambiar, reutilizar, pedir prestado o alquilar las cosas si las necesitan para alguna ocasión. Son también los que rechazan las compras de cosas nuevas en el mercado y les da hasta pudor o disgusto ver a la gente salir de los almacenes y shoppings con envoltorios corporativos y con marcas destacadas en sus bolsones.

En esta línea, creemos que está llegando el momento del truque, de las monedas locales que promueven el consumo local, de los bancos de tiempo que valoran el trabajo, de los huertos orgánicos que satisfacen la alimentación saludable…Creemos que es fruto del sentimiento, ya vivido y comprobado durante el confinamiento, de que se puede vivir mejor con muchas cosas menos.

Para enfrentar el Covid-19 y los nuevos desastres naturales que vendrán en el futuro producto de la crisis ecológica y climática -como son las olas de calor,  los incendios forestales y las sequías prolongadas- tendremos que aprender a vivir en la incertidumbre y esta será la mayor habilidad que los humanos tendremos que desarrollar para adaptarnos profundamente y sobrevivir. Como lo dice la conocida investigadora Margaret Heffernan, “La principal lección (de la pandemia) es que nos recuerda que la vida es incierta y que si esperamos a la certidumbre siempre llegaremos demasiado tarde”.

La vergüenza de volar y la vergüenza de comprar cosas superfluas será el principal enemigo que tenga la publicidad, que si bien puede tener ahora al 75 por ciento de la población engañada al fabricarle necesidades que no son tales para alimentar la sociedad de consumo, sabe perfectamente que las tendencias nacen de grupos pequeños pero decididos. Estos grupos con sus prácticas son capaces de producir puntos de inflexión que después convergen en una aspiración mayor: convertirse en seres libres que no dependen del consumismo.

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