Los camioneros: ¿un nuevo actor nacional e internacional?

de Manuel Baquedano
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Nadie olvida el rol que tuvieron los camioneros en el golpe militar que derrocó al presidente Allende. De allí se desprende que sería erróneo hablar de un nuevo actor. Sin embargo, lo que estamos viviendo ahora corresponde a una nueva realidad en la que este sector de la economía, por su posición estratégica, ha asumido una nueva función a nivel global. Los camioneros actúan hoy como “articuladores” de la defensa de la libertad humana. Consideran a este valor como fundamental, por encima de otras necesidades como la salud, la lucha contra el cambio climático, la inmigración, etc. 

Este nuevo rol se observa en Canadá donde los camioneros (junto con los grupos antivacunas) iniciaron las “caravanas de la libertad”. La semana pasada convergieron en la capital del país, Ottawa, y bloquearon el principal puente que une Canadá con los Estados Unidos. Algo similar ocurre en Francia. La caravana francesa partió desde distintas ciudades bajo la consigna de la lucha contra las restricciones de la pandemia y el alza de los combustibles fósiles (en línea con las demandas de los “chaquetas amarillas”). Este fin de semana llegaron a París y en los próximos días terminarán su recorrido en Bruselas, Bélgica.

Estos casos no son aislados. En estos momentos se están haciendo actividades similares a las “caravanas de la libertad” en más de 21 países.

En Chile, mientras tanto, en los últimos días hemos vivido varias jornadas de intensos bloqueos de carreteras y aeropuertos para imponer al Estado políticas de migración. Una de las características que se destaca de estas movilizaciones es que están por fuera del control de los partidos políticos tradicionales. Al mismo tiempo, por sus demandas, empiezan a configurar una ideología muy peligrosa para los regímenes democráticos.

Este nuevo rol de los camioneros tiene, a nuestro juicio, un objetivo de fondo:  prepararse y ganar aliados para enfrentar las continuas alzas de los combustibles y paralizar así, en los hechos, la transición desde las energías fósiles (petróleo, gas y carbón) a las renovables. Claramente, de cumplirse este objetivo, los camioneros llevarían a nuestra civilización al “ecosuicidio”.

En todas partes del mundo el transporte terrestre ha estado subvencionado por los Estados. Sin estas subvenciones, esta actividad difícilmente sobreviviría pues existen formas mucho más eficientes para el transporte de mercancías como, por ejemplo, el uso del tren.

En este contexto, urge diversificar la matriz de transporte ya no sólo para mejorar la eficiencia sino también para disminuir la base de presión y de poder de este gremio cuyo mal accionar puede afectar a nuestra frágil democracia.

A partir de los hechos que se han sucedido en el norte del país, donde la movilización de este sector impuso una política contra la inmigración, el nuevo Gobierno que asumirá en Chile tendrá que darse por notificado: los camioneros serán una fuerza opositora capaz no sólo de obstaculizar la transición energética local sino de poner en peligro el éxito de la nueva Constitución.

Los que buscan colocar la libertad humana por encima de otras necesidades sociales olvidan que la libertad personal termina cuando afecta las de los demás. En este sentido la democracia sigue siendo el mejor sistema que tenemos, aunque debamos perfeccionarla permanentemente, tal como lo estamos haciendo ahora.

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