La humanidad está atravesando un período muy delicado. En estos días la guerra entre Rusia y Ucrania dejó de ser un conflicto regional y se transformó en uno global que enfrenta de forma cada vez más directa a Rusia y Estados Unidos.
Chile
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Columna de opinión publicada en CHV Noticias.
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Considerando la magnitud de los cambios que tendremos que hacer para adaptarnos a la crisis climática y ecológica que ya hemos comenzado a vivir y que en algunos años más se hará sentir con fuerza, el racionamiento de agua será una oportunidad única para prepararnos y aprender a desenvolvernos en una nueva realidad.
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El lunes 14 de marzo el secretario de la ONU, António Guterres, pronunció una frase que debemos considerar: “La perspectiva de un conflicto nuclear era impensable y ahora entra dentro de las posibilidades”. En la misma línea, Raúl Sohr, un reconocido analista chileno, nos dice que las posibilidades de una guerra nuclear son extremadamente bajas. Pero lo cierto es que ahora existen.
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Los camioneros serán una fuerza opositora capaz no sólo de obstaculizar la transición energética local sino de poner en peligro el éxito de la nueva Constitución.
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La única alternativa que tenemos para sobrevivir como especie es tratar de vivir nuevamente dentro de los límites de la naturaleza y la única forma de hacerlo es eliminando lo superfluo.
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En octubre de 2019 con el estallido social, en Chile se inició un nuevo período de crisis política, social y ecológica. Desde ese entonces podríamos pensar que estamos viviendo un verdadero tsunami.
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No podremos mantener un ciclo elevado de seguridad alimentaria si no intensificamos la producción nacional y creamos, al mismo tiempo, una reserva estratégica de alimentos.
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El principal desafío hoy es preservar nuestro régimen democrático para enfrentar la crisis civilizatoria global que se nos viene encima.
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Cambio climáticoChileEcología Política
Crisis climática y movimientos sociales: la lucha por la supervivencia
En tiempos de crisis climática y ecológica ya no basta con reivindicar demandas tradicionales. Hoy los movimientos sociales también tienen que hacerse cargo de sus demandas sectoriales y de otras demandas de tipo cultural y/o existencial como podría ser, por ejemplo, cómo enfrentar el colapso, la degradación ecológica y la posible extinción de la especie humana.